El microprocesador es reconocido como la «cumbre» paradigmática de los sistemas digitales y es percibido como muy potente y complejo. Por ello, se propone un microprocesador elemental concreto como ejemplo útil de diseño digital de complejidad viable, es decir, de sistema de relativa complejidad pero abordable como ejercicio o trabajo de asignatura (más aún, si su descripción se hace a través de un lenguaje circuital, como puede ser el VHDL).